Muy cerquita del huerto tenemos el placer de tener un árbol
de moras, vamos, una Morera, que da unas moras riquísimas, que vamos
compartiendo con los pájaros y gallinas (entre unos y otros casi no nos dejan
probarlas).
La morera es un buen árbol de sombra, con una ramificación
larga y densa, muy difícil de cortar desde la parte de fuera, pero, desde
dentro las ramas se muestran más
ordenadas. La nuestra tiene nombre (como todos los árboles de la casa). Se llama
Tina Turner.
Se considera un árbol fuerte, ya que a penas sufre
enfermedades, salvo a veces el ataque del pulgón. Además, soportan temperaturas
muy bajas (pueden aguantar hasta los 18 grados bajo cero).
Una de las partes más precidadas de éstos árboles son sus
hojas, manjar para los gusanos de seda. Hablar de éstos lepidópteros es
remontarnos inmediatamente a nuestra época de colegio, cuando alguien te daba
unos pocos de gusanos de seda y tenías que alimentarlos buscando hojas de
morera, y cuidarlos hasta que se convertían en mariposa.
El fruto del árbol, las Moras, tienen pocas calorías y pocos
hidratos de carbono. Son ricas en vitamina C, pero por lo que destacan es por
contener muchos antioxidantes.
Beneficios para la salud:
Antioxidante
Mejora la vista, y se recomienda en personas con vista
cansada y conjuntivitis, ya que contienen gran cantidad de antocianinas.
Preparadas en jarabe, las moras son muy buenas para el dolor
de dientes, encías sangrantes y anginas.
El zumo de una mora aplicado directamente sobre la piel
mejora los eczemas.
La mancha de
la mora con otra verde se quita es un refrán que suele utilizarse para
indicar que el mal que algo causó solo lo puede reparar algo de la misma
especie.